Sin embargo, esa no era la primera vez que el capitán de navío visitaba el poblado. Su paso por Tigre un año antes comenzó bajo el signo, no de una epopeya, sino de dos tragedias.
En abril de 1805, Liniers navegaba por el Paraná con dirección a Buenos Aires. Había zarpado de Asunción, relevado de su puesto como Gobernador interino de los Treinta Pueblos Guaraníes, lo que quedaba de las poderosas misiones indígenas luego de la expulsión de los Jesuitas. Viajaban con él, además de un brote de peste, su mujer embarazada, Martina de Sarratea, su hija Francisca y una criada negra llamada María Pilar. El 27 de abril, la embarcación hizo un alto en el cruce del Paraná y el arroyo Cruz Colorada; allí, consumida por la enfermedad, Martina tuvo a María de los Dolores. No sobrevivió al parto, Francisca y la criada la siguieron poco después. Liniers, abrumado, decidió cumplir con sus deberes de cristiano. El poblado más cercano era Las Conchas. Allí, el 4 de mayo, en la iglesia Inmaculada Concepción, enterró a su mujer, a su hija y a la criada negra; allí también, María de los Dolores recibió el bautismo. Martín de Goyechea, quien al año siguiente alojaría a Liniers y a las milicias antes de que partieran a la Reconquista, ofició de padrino. Liniers volvió a Las Conchas un mes después, no lo trajo esta vez una tragedia personal, sino colectiva.
La feroz sudestada de junio de 1805 había inundado la mayor parte del poblado, arrastrando cultivos, casas, corrales y hasta la vida de algunos lugareños. Encomendado por el Virrey Rafael de Sobremonte, el capitán Liniers visitó la zona para sopesar los daños. Brindó una solución: prohibir la reconstrucción de las casas en Las Conchas, trasladar el poblado entero a la parte alta, entregar tierras de sembradío a las familias y construir un nuevo puerto, artificial, resguardado de las mareas. Nacían así el actual San Fernando y su Canal. Notemos un detalle que enlaza de modo inesperado la celebrada Reconquista de Liniers con esta, su menos heroica aparición en el límite de los actuales Tigre y San Fernando: una vez derrotados y reducidos a prisión, varios ingleses fueron destinados a la construcción del canal.